Sant Feliu de Girona
La basílica de Sant Feliu, también conocida como Sant Fèlix, está situada en Girona, justo delante del puente de Sant Feliu, una de las principales puertas de entrada al casco antiguo. Su campanario posee una de las formas más reconocibles de la silueta de la ciudad.
Las primeras referencias que encontramos a la basílica pertenecen al año 882, aunque el edificio que podemos ver hoy en día corresponde a la construcción que tuvo lugar a partir del siglo XIV. Esta intervención convirtió al monumento en el principal templo de la ciudad hasta la aparición de la Catedral.
El edificio fue construido en distintas etapas, por lo que podemos apreciar el uso de diferentes estilos arquitectónicos. El cuerpo principal del edificio pertenece al románico, mientras que la fachada corresponde al barroco y las naves y cubiertas al gótico. Este arco cromático de estilos, otorga una gran belleza y personalidad al conjunto arquitectónico.
Visitar Girona
La confluencia entre la Costa Brava y los Pirineos
La ciudad de Girona ha conseguido establecer un perfecto equilibrio entre historia, cultura, gastronomía y ocio.
Girona se articula en torno a su impresionante casco antiguo, un espacio que acoge un gran número de rincones de obligada visita, como son la Catedral, la Judería (Call Jueu) o la Muralla.
A medida que nos alejamos de las edificaciones de piedra del núcleo antiguo y cruzamos el río Onyar, encontramos la Girona más actual y cosmopolita. La ciudad que se ha abierto al mundo gracias a su rica oferta de ocio y cultura, a la magnífica orografía que permite practicar deporte al aire libre en unas condiciones inmejorables, y a su gastronomía, de máxima referencia mundial.
A medio camino entre los principales pueblos y calas de la Costa Brava y los parajes más bellos del Prepirineo, Girona también es un espectacular punto de partida desde donde organizar salidas de un día para descubrir parajes de incalculable valor natural y paisajístico.
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